lunes, 8 de agosto de 2011

"Tambien hay animales de compañía pobres"

Ex Jefe de Gobierno de la
Ciudad Autonoma de Buenos Aires
Jorge Telerman
Año de la publicación de la nota: 2007

Telerman y el ex ministro de Medio Ambiente porteño, Juan Manuel Velasco, inauguraron en noviembre pasado un hospital para mascotas. Inexplicablemente, Macri y el ministro sucesor, Juan Pablo Piccardo, lo cerraron al mes siguiente.

El hospital veterinario originalmente pensado para el Movimiento Argentino de Protección al Animal (MAPA) está cerrado. Telerman prometió construir un “hospital público” para mascotas, pero aunque dicho nosocomio fue formalmente inaugurado en noviembre pasado, nunca estuvo equipado ni funcionó como tal. Por lo que las voluntarias de MAPA siguen atendiendo en penosas condiciones en la destartalada sede de la calle San Juan 3345 (tel. 4956-2463), cuyo desalojo es inminente.

MAPA se fundó a fines de septiembre de 1974, cuando tras la muerte de Perón y en medio del accionar de la Triple A, la Argentina empezaba a irse al tacho. Sus fundadores fueron artistas de alma “bichera”, encabezados por Cátulo Castillo, Luis Sandrini, Juan Carlos Mareco, José Marrone, Tita Merello, Beatriz Bonnet, Beatriz Taibo, Juanita Martínez, Gloria Ugarte e Irma Roy.

Con semejantes nombres, MAPA se hizo célebre, relegando a otras entidades más antiguas. Castillo murió en 1975 y al frente de MAPA quedó Mario Mele, un sargento mayor (RE) que gracias a sus relaciones consolidó a la entidad como la principal asociación proteccionista, cuando la dictadura le cedió una casona en la calle Rioja, junto a la plaza Martín Fierro. Allí comenzó a funcionar un Hospital Veterinario Modelo abierto las 24 horas. Mele solía recitar que “MAPA tiene el corazón grande y alberga a todos los animalitos que le llegan, sin excepción”, pero ocultaba que pagaba mal y salteado a sus empleados. Sin embargo, la buena reputación de MAPA (que daba refugio a perros y gatos abandonados y atendía a los que habían sido arrollados por los autos, pero que siempre cobró las consultas y remedios a los particulares, si bien más barato que las veterinarias convencionales) siguió creciendo.

Mele tenía organizada la subsistencia de MAPA explotando a los bípedos implumes (incluidos clínicos y cirujanos) en beneficio de los plumes y cuadrúpedos, cobrando una cuota social a centenares de socios, además de un canon por la concesión de la farmacia y pet-shop que funcionaban dentro del local, y unos 300 pesos mensuales a algunas “veterinarias asociadas” de la zona sur del Gran Buenos Aires, deseosas de conservar el marbete MAPA en sus vitrinas y papelería. En los 90, MAPA se mudó a San Juan 3345, en Boedo. Y hace un lustro, inició su decadencia. La cantidad de socios se redujo de más de dos mil hasta menos de cien. Mele dejó de pagar el alquiler y los sueldos del personal. Y también de invertir en mantenimiento. Pero a pesar del deterioro, durante un tiempo Mele tuvo suficientes influencias como para capear las inspecciones municipales.

Mientras, MAPA, gracias a su voluntariado, siguió atendiendo a más de dos mil perros abandonados y mantuvo internados en su sede, en un terreno cedido por la municipalidad de General Rodríguez y en los antiguos caniles de la Policía Federal, a más de 80 animales en calidad de pacientes crónicos. Porque al contrario que otras entidades, MAPA no sacrifica animales excepto para ahorrarles la agonía.

A comienzos de 2006, un Mele ya octogenario anunció que no podía afrontar un aumento del alquiler. Poco después, en un supuesto intento de robo, delincuentes ingresaron a su domicilio, amenazaron con prender fuego a su esposa y le dieron una paliza de la que nunca pudo reponerse. Falleció hace ya casi un año.
Poco antes de esta paliza había llegado una orden de clausura del edificio, que presentaba caños de agua rotos. MAPA estaba en caída libre, y aunque hubo fugaces intentos de reanimar la institución, fracasaron en medio del cierre de la farmacia, denuncias judiciales y desapariciones y reapariciones de los libros contables.

En fin, por un lado quedaron la legalidad formal y los papeles (supuestamente la titular de la asociación es una abogada y la sede de la entidad, su domicilio particular), y por el otro las trabajadoras que mantienen abierto día y noche la sede de la calle San Juan, que siguió funcionando en medio de múltiples penurias luego de que algunos socios -al parecer de acuerdo con un locatario ansioso de recuperar el inmueble- lo vaciaron de computadoras, archivos y la práctica totalidad de su equipamiento útil.

Hubo un momento de esperanza cuando, a poco de asumir, Jorge Telerman anunció la construcción, para MAPA, de un Hospital Veterinario Modelo. El mismo, anunció, estaría en Barracas, debajo de la autopista que comunica Avellaneda con la avenida 9 de Julio, sobre la calle California entre Hornos y Herrera.
Al veterinario Daniel Heller, dueño del “hospital” privado que funciona muy cerca de allí, en la Avenida Montes de Oca 1685, se le pararon los pelos. Se dio cuenta de que si esos planes se cumplían, se arruinaría. Así que comenzó a hacer frenéticas gestiones ante el entonces ministro de Medio Ambiente, Juan Manuel Velasco.

El proyecto entró en un impasse. El personal de MAPA, percibiéndolo, y mientras mantenía en funcionamiento la sede gracias a un recurso de amparo concedido por la jueza Elena Liberatori, buscó la ayuda de Mario Pergolini y de CQC a través de su sección “Proteste ya”.

Heller ya había convencido a Velasco de reconducir el proyecto de modo que el futuro hospital estuviera arancelado, fuera sólo de atención primaria y derivara los tratamientos prolongados a las veterinarias de la zona. También le había hecho notar que era imposible dárselo en exclusividad a un MAPA “que había explotado”, lo que se subsanó reemplazando a MAPA por un comité conformado por todas las entidades protectoras de animales, unas 14 incluyendo a las ex empleadas de MAPA. Y, por fin, pero no menos importante, consiguió que Velasco lo nombrara director interino del hospital en ciernes. Ahí intervino CQC. Su “justiciero” cronista Gonzalito visitó el canil de General Pacheco y la sede de MAPA, desde donde presentó el caso como el de “un hospital que está clausurado por la Ciudad, pero al que la justicia le sigue enviando perros para su guarda”. Tal cual: al proceder a desalojos judiciales, los magistrados (y también la Aduana) acostumbran remitir a MAPA en guarda las mascotas que han quedado sin techo.

El peso de aquel reportaje lo llevaron dos voluntarias, Gabriela Comesaña y Rocío
Torres Varde, las que también conversaron largamente con NU la semana pasada.
Gabriela recordó que la entidad está acéfala porque “desde que murió su presidente no hubo nadie que se haga cargo del embrollo” y que la comisión directiva “se disolvió: hubo un fraude y se llevaron todo”. Y la veterinaria Liliana Soto agregó que “no hay otro hospital. Hay clínicas privadas, que son más caras, pero no un hospital accesible que esté abierto el 1 de enero, el 1 de mayo, el 25 de diciembre”.

Mientras la radióloga Patricia Rodríguez mostraba charcos y tubos de oxígeno vacíos, Gabriela explicó que MAPA sigue funcionando gracias “a las donaciones que nos da la gente, insumos, algodón, mantas para cubrir los animales, antibióticos, muestras médicas, lo que sea”. Y otra voluntaria mostró caños rotos, charcos y una sola canilla en funcionamiento, y explicó que no había calefacción porque el gas estaba cortado y se las arreglaban con garrafas, a pesar de que “Telerman había prometido un hospital que se está construyendo por Barracas”.

Exhibieron seguidamente un diploma emitido por la Legislatura de Buenos Aires a MAPA que reza “al cumplirse 30 años de su fundación (y) en reconocimiento de su insobornable labor en defensa de los derechos de los animales. 1974 -25 de septiembre- 2004”. Diploma que firmó el entonces vicejefe de Gobierno y presidente del cuerpo, Jorge Telerman. Y también mostraron una plaqueta, otorgada posteriormente, en el 2005, por el Gobierno de la Ciudad al “mejor vecino participativo de Boedo: MAPA”.

Seguidamente, Gonzalito acudió con las cámaras de CQC y vestido de pichicho rojo a emplazar al entonces ministro Velasco a que construyera el dichoso “hospital de MAPA” de una buena vez. Y aunque Velasco no pudo cumplir su promesa de inaugurarlo en octubre, en presencia de epresentantes de la práctica totalidad de asociaciones proteccionistas Telerman y él lograron inaugurarlo a fines de noviembre, cuando apenas faltaban dos semanas para que ambos fuesen reemplazados por Macri y Juan Pablo Piccardo, el actual ministro de Espacio Público y Medio Ambiente, quien, un mes más tarde, lo cerró. Piccardo dijo sospechar que “Telerman debe haber recibido muchas presiones (para construir el hospital) porque este proyecto realmente no satisface a nadie”. A lo que Telerman, luego de defender la construcción del hospital veterinario, respondió sarcástico que efectivamente había recibido fuertes presiones... “del Imperio de los Poderes
Caninos”.

Fuente: www.noticiasurbanas.com.ar

1 comentario:

Anónimo dijo...

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